Los centros auto-gestionados son lugares que no dependen de una financiación pública. Los participantes de estos centros se organizan para cubrir las necesidades de limpieza, gastos y gestión de actividades, entre otras tareas.
Normalmente su metodología es asamblearia, es decir, los miembros se reúnen en asamblea para consensuar las decisiones que afectan al espacio.
Los centros auto-gestionados pueden ser públicos, privados u okupados.
Los públicos pueden ser una cesión del ayuntamiento a uno o varios colectivos, durante un tiempo determinado. La institución no toma parte en los contenidos que se generan en el centro.
Los privados pueden ser locales alquilados gracias a cuotas, bonos solidarios o aportaciones que se realizan para sufragar los gastos que se generan.
Los centros sociales okupados son edificios normalmente abandonados para servir a la especulación. En estos casos, un colectivo o grupo de personas afines a la okupación "liberan" el espacio para el uso y disfrute de la vecindad y para denunciar la necesidad de uso.
Se calcula que existen 1.502 centros autogestionados en España. La autogestión no se registra, por eso se ve como un peligro para el sistema porque éste no controla la información, ni los contenidos, ni lo que se gesta en el interior de los centros autogestionados.